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Marianao
Marianao
Nuestro Único

La historia de Marianao
Es difícil establecer con certeza quienes fueron exactamente los primeros pobladores de Marianao pero gracias a descubrimientos arqueológicos realizados a principios del siglo XX se ha descubierto fue tierra de un cacique indio llamado Llabaguanex. Se sabe que llamaban a estas tierras “El Mayanabo” que quería decir “Tierra entre las aguas” ya que estaba rodeado por los ríos Mayanabo, Quibú y el mar.
Lo que la historia más reciente recoge es que en 1544, el entonces gobernador de la Isla Juan Dávila ordena construir un acueducto a orillas del río Mayanabo (Almendares) y el río cambia de nombre en honor al obispo Enrique Almendaris. El acueducto de Husillo abasteció de agua a la Habana por casi 250 años.




Más adelante en 1719 el ayuntamiento de la Habana otorga a un cura unos terrenos a unas tres leguas al oeste de la Habana, Francisco Zayas Bazán decide fundar allí un poblado, pero el infortunio hizo que siete años más tarde este caserío se destruyera totalmente por un incendio.
Pero sus pobladores como el ave Fenix renacieron el poblado de las cenizas y de ahí se le llamó los Quemados. No lejos allí, se hallaba un manantial con aguas muy medicinales que atrajo a las familias de la Habana y dio lugar al nacimiento de lo que hoy llaman Los pocitos y el Palmar que quedaba detrás.

De esta forma fueron proliferando asentamientos a ambos lados del camino real (Hoy avenida 51) Los habaneros descubrieron en Marianao un microclima de agradables brisas marinas y hermosos bosques lo que contribuyó a que cada vez se construyeran más quintas y residencias. La belleza del paisaje y la agradable temperatura de sus predios hicieron que muchas familias, que acudían sólo a veranear, optaran por radicarse allí de manera definitiva.




El caserón más antiguo que se conserva en todo el municipio se encuentra en el barrio de Coco Solo en la cuadra de la antigua calle Marti entre San Andrés y San Celestino. (Hoy 49 entre 136 y 138)
Con la urbanización y el crecimiento de la vida económica de la colonia, Marianao se convirtió en emporio azucarero, de cuya historia queda el único ingenio que funciona en la capital de Cuba, el Central Manuel Martínez Prieto, antiguo central Toledo.
Para orgullo de sus pobladores, del siglo XVIII se conserva la Iglesia de San Francisco Javier o de Los Quemados.Marianao se hizo tan popular, que se edificó sobre el río Quibú, el que fuera durante mucho tiempo el mejor puente del país. Toda una joya arquitectónica que hoy conocemos como “El puente de la Lisa”




La Habana posee desde 1839 varias rutas de ómnibus o guaguas (como ya se les conoce) de tracción animal que hacen viajes a Regla, Guanabacoa, Cerro, Jesús del Monte y Príncipe, y en 1855 se establece también una a Marianao. Pero un salto cuantitativo en el progreso de la región fue la llegada del Ferrocarril en 1863 creado a instancias de Salvador Samá y Martí, nombrado Marqués de Marianao y cuyo nombre llevó la actual avenida 57 muchos años.

El ferrocarril de Marianao significó un relevante medio de comunicación entre lo que fuera el centro de la ciudad y la periferia. Su estación se hallaba en lo que es hoy la calle Carlos III y hacía un recorrido que incluía paradas en Tulipán, Cerro, Ceiba, Buenavista, Quemados y Marianao para llegar más tarde en 1884 hasta las mismísimas playas de Marianao.
En 1878 se constituye como municipio y adquiere auge industrial con la fabricación en la zona de productos de alfarería, cerámica, cemento, perfumes y otros artículos. En 1879 había en la ciudad 98 quintas de recreo junto a la carretera que iba de la capital a Guanajay.
En 1902 el gobierno interventor norteamericano se dio a la tarea de realizar una nueva división territorial de la Isla, que modificó la existencia de numerosos ayuntamientos creados bajo la ley municipal de 1878, pero que en algunos casos no se ajustaban ya a las realidades geográficas, históricas y económicas de las distintas localidades. Al territorio de Marianao se incorporaron entonces los ayuntamientos de El Cano, Wajay y La Ceiba, lo cual elevó el área a 160 kilómetros cuadrados.
Su fundación como municipio independiente se remonta a 1878, aunque desde 1870 fueron elevadas al Gobernador General de la Isla las demandas para obtener dicha proclamación. Esta fue alcanzada luego de terminar la Guerra de los Diez Años, cuando surgen varias municipalidades bajo el amparo de la nueva Ley Municipal.

El establecimiento del campamento militar de Columbia con un aeropuerto en esta zona dio lugar al incremento de la actividad urbanística originándose densos núcleos de población en torno al mismo. En el período de 1903 a 1915 se construyeron los repartos: Columbia, Almendares, Santa Catalina de Buenavista, Larrazábal, San José, Jesús María, Los Hornos, Miramar, La Serafina, Clarisa, Oriental Park y Marianao pasó a ser un municipio privilegiado donde los habaneros disfrutaban de sus hermosas playas.

Con el advenimiento de la etapa conocida como la “Danza de los Millones” entre 1914 y 1918, producida por el aumento del precio del azúcar como consecuencia de la Primera Guerra Mundial, se hicieron impresionantes inversiones en obras de urbanización de nuevas áreas y construcción de suntuosas residencias en Marianao. Se edificaron los repartos La Sierra, Céspedes y Ampliación de Miramar, la segunda ampliación del reparto Almendares y la urbanización del reparto Alturas del Río Almendares. Asimismo se construyeron los repartos rústicos Country Club, hoy Cubanacán y la Coronela.
A la par de este rediseño, las zonas bases de la población, como Pocito, Coco Solo, Los Quemados y barrios como Buenavista, Pogolotti, La Lisa, La Ceiba, que eran asientos de familias humildes, continuaban bajo el signo del atraso y la miseria. En estas localidades eran pésimos los escasos servicios públicos que se recibían.
En 1939 la señora Mina Pérez Chumont, viuda de Regino Trufin, negoció el arrendamiento de los terrenos de su hacienda, situada en los límites del ferrocarril de Marianao y que llegaba prácticamente hasta las Alturas de Belén. En ese espacio un empresario pensó ubicar una suerte de restaurante con animación tipo club nocturno. Así surgió El Cabaret Tropicana, mundialmente conocido como "Un paraíso bajo las estrellas"
El espectáculo en sí, se desarrollaba al aire libre en el Salón Bajo las Estrellas con capacidad para mil personas y si las circunstancias meteorológicas lo impedían, tenia lugar en el Salón Arcos de Cristal, climatizado, con una decoración que imitaba la campiña cubana. El salón Arcos de Cristal, obra de 1951, del excelente arquitecto Max Borges, está considerada como una de las obras maestras de la arquitectura moderna cubana.
Ese mismo año el arquitecto Emilio de Soto Segura recibió la tarea de confeccionar el proyecto de edificación de una clínica provincial, concebida para prestar asistencia médica de maternidad a las mujeres obreras y esposas de obreros. Para el diseño del proyecto, de Soto hizo un estudio profundo de las edificaciones de las clínicas maternas existentes entonces en otros países y, sobre esa base, logró relacionar de modo ingenioso la arquitectura del centro con la ciencia médica.

La institución se construyó en un terreno de forma trapezoidal con considerables irregularidades, situado en la Calzada de Columbia (actualmente Avenida 31) y calle 84, Marianao, en 1939 se colocó la primera piedra y en la tarde del sábado 20 de septiembre de 1941 que quedó oficialmente inaugurada la Clínica de Maternidad Obrera de La Habana.

En la segunda década del siglo XX los jesuitas deciden construir un nuevo local del Colegio de Belén que funcionaba en La Habana desde 1854. El lugar escogido fue el barrio de La Ceiba en el municipio de Marianao. El nuevo recinto se construyó al elevado precio de más de un millón y medio de dólares. En 1961 pasa a ser lo que hoy conocemos como el ITM (Instituto técnico militar).

Muy pronto Marianao se convirtió en uno de los municipios más prósperos de la Habana llegando a ser traficado por más 25 rutas diferentes de guaguas que comunicaban la nueva urbe con sus alrededores. La ruta 22 lo unía con la Habana a través del Vedado por las calles 41 y 23 terminado en Parado y Animas a un costado del palacio de los matrimonios.
La 28 hacia el mismo recorrido pero sólo hasta la Rampa en el Vedado con mucho más paradas y entrando a Ciudad Libertad. También compartían recorrido la 98 y la 198 recorriendo la calle Línea hasta los muelles o el Vedado respectivamente. La 84 y la 184 también compartían recorrido, pero por el central Toledo y la avenida de Rancho Boyeros, la 84 llegaba hasta también hasta el Vedado pasando por la Terminal de Ómnibus Nacionales.
La 34 y la 43 llevaban a los marianences a la Terminal de trenes la primera por Zapata, Carlos Tercero y Reina, mientras que la 43 lo hacia por la avenida 51 y la calzada de Ayestarán; recorrido que también hacia la 61 pero de forma expreso, convirtiéndose en la forma mas rápida de llegar a la Habana por la calzada del Cerro.
Todavia hoy la gente llama al paradero de Arimao "La 43" siendo esta la única ruta de guaguas de Marianao que jamás ha cambiado de nombre ni de recorrido.

Luego estaba el servicio a las playas de Marianao, que cubría la 86, la 91 y la 189 que llegaban a Jaimanitas y Santa Fe, mientras que desde la Lisa lo hacia la 40. La 90 y la 96 iban a Miramar y eran famosas por las vueltas que daban, recorriendo Pogolotti y subiendo hasta lo último del Palmar. La 113 unía Marianao por la calle 100 con Altabana y el Parque Lenin, mientras en la 200 se podía llegar hasta la Víbora.
Desde otras partes de la Habana también llegaban guaguas a Marianao, como es el caso de la 20 que viajaba a la Ceiba, la 50 que iba por el Cano, el Wajay, Fontanar, y el aeropuerto internacional José Martí de Rancho Boyeros hasta Santiago de las Vegas. La 100 que venía de la Palma hasta las playas de Marianao, La 190 que iba de Miramar a la Cujae o La 193 que iba del Cerro a reparto San Agustín. Pero el transporte por ómnibus no sólo se limitaba a las cercanías, desde Marianao también se podía ir el la 99 a Bauta, en la 185 a San Antonio de los Baños y Güira de Melena, en la 35 hasta Artemisa, o incluso en la 153 hasta Consolación del Sur en Pinar del Río.

Marianao llegó también a ser famoso por su cultura, a parte del cabaret Tropicana poseía una emisora propia de radio, Radio Marianao con cede en Luisa Quijano y la Calzada Real hoy (51 y 130) y contaba con un anfiteatro hermosísimo y más de 15 salas de cine entre las que se destacaban El Gran Cine, El Lido, El B Lisa, El Record, El Omega, El Alfa, El Alba, El principal, El Nodarse, El Ambassador, El Avenida, El Arenal, El Cosmos, El Metropólitan y La novia del mediodía.
La gastronomía fue algo que también atrajo a los habaneros a Marianao, El Café Raúl llegó a ser uno de los más famosos de la Habana, aunque hace muchos años que no existe todavía los marianences llaman a esa esquina por su nombre, El Pio Pio de 31 y 41 fue el primero de Cuba, y el bar Comercio frente al Gran Cine el pionero en servir en Cuba el Sándwich de Jamón y Queso. La pizzería de 100 y 51 se jactaba de servir las lasañas más deliciosas del la Habana mientras que el Agro de 124 y 49 era el merendero favorito de los Marianences, especializándose en Malta, Guarapo y Churros al igual que El Fruticuba de la Lisa.
Un lugar obligado para lo habitantes del municipio era La Friturería de 51 y 130 famosas por sus croquetas y chiviricos que sólo se podían comer en Marianao, pero lo más sorprendente fue que Marianao fue el primer sitio de Cuba donde se vendió Frosen, un delicioso helado italiano en barquillo que luego se hiciera muy famoso, el honor lo tuvo la cafetería que aun lleva ese nombre, El Frosen de 43 a la subida de la loma de 140, en el mismísimo corazón de Coco Solo.

El municipio siguió creciendo y de la mano de las gastronomía surgieron muchas tiendas y comercios que atraían a los habaneros a Marianao, la mayoría a ambos lados de la calzada y entre las que destacaban La Sirena, las ferreterías La New York, Los almacenes 51, Lisamar y Marin, La isla de Cuba, La tinaja, la peletería Marianao Moderno, la quincalla de Sarita y el Tensen Ciar de Marianao.
En 1976 se inaugura en Marianao el mayor centro de estudios superiores de Cuba en el campo de la tecnología, el Instituto Superior Politécnico José Antonio Echeverría conocido como La Cujae. Con capacidad para la formación de unos 15 mil estudiantes se cursan aquí las ingenierías: Civil, Hidráulica, Eléctrica, Telecomunicaciones y Electrónica, Biomédica, Automática, Química, Metalurgia, Informática, Industrial, Mecánica y la carrera de Arquitectura.


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